La fase de retención tras un tratamiento de ortodoncia no es simplemente un paso más, sino el pilar fundamental que garantiza la estabilidad del resultado alcanzado.
Sin retenedores, los dientes, que tienden a «rebelarse» contra su nueva posición, podrían desplazarse nuevamente, comprometiendo meses o años de trabajo meticuloso. Es como si al construir una catedral no aseguraras sus cimientos: un desastre anunciado.
La recidiva, término clínico que define este retorno indeseado, no discrimina y puede atacar sin piedad, especialmente si el paciente subestima la importancia de los retenedores. De hecho, es una de las razones más comunes por las que adultos regresan al sillón del ortodoncista. Aquí es donde los procedimientos como Spark Lite o Spark Express brillan por su practicidad, actuando como “ajustadores” para corregir esos pequeños desajustes.